Fosfomicina: Un Antibiótico Versátil y Eficaz
Introducción
La fosfomicina es un antibiótico de amplio espectro que ha demostrado ser una herramienta valiosa en el tratamiento de infecciones bacterianas, especialmente aquellas causadas por microorganismos resistentes a otros fármacos. Su mecanismo de acción único, su perfil de seguridad favorable y su capacidad para actuar contra una variedad de patógenos la convierten en una opción terapéutica relevante en la práctica clínica.
En este artículo, exploraremos las características principales de la fosfomicina, sus usos clínicos, mecanismo de acción y consideraciones importantes para su administración. Además, destacaremos su papel en la era de la resistencia bacteriana y su utilidad en diferentes contextos médicos.
---
Mecanismo de Acción y Farmacología
La fosfomicina actúa inhibiendo la síntesis de la pared celular bacteriana, un proceso esencial para la supervivencia de los microorganismos. Su blanco principal es la enzima
UDP-N-acetilglucosamina enolpiruvil transferasa (MurA), que participa en la formación del ácido N-acetilmurámico, un componente clave de la pared celular.
Características farmacocinéticas:
-
Absorción: La fosfomicina trometamol (administrada por vía oral) se absorbe rápidamente en el tracto gastrointestinal, mientras que la fosfomicina disódica (administrada por vía intravenosa) se utiliza en infecciones más graves. -
Distribución: Tiene una buena penetración en tejidos, incluyendo el tracto urinario, huesos y líquido cefalorraquídeo. -
Eliminación: Se excreta principalmente por vía renal, lo que la hace especialmente útil en infecciones del tracto urinario (ITU).
Este mecanismo único le confiere actividad contra bacterias Gram-positivas y Gram-negativas, incluyendo cepas resistentes a otros antibióticos.
---
Usos Clínicos de la Fosfomicina
La fosfomicina se emplea en diversas infecciones bacterianas, destacando su utilidad en:
1. Infecciones del Tracto Urinario (ITU)
Es especialmente eficaz contra
Escherichia coli,
Klebsiella pneumoniae y
Enterococcus faecalis. La formulación oral (fosfomicina trometamol) se utiliza comúnmente en cistitis no complicadas, mientras que la forma intravenosa puede emplearse en pielonefritis o infecciones complicadas.
2. Infecciones de Piel y Tejidos Blandos
Su capacidad para penetrar en tejidos inflamados la convierte en una opción para infecciones cutáneas causadas por
Staphylococcus aureus (incluyendo MRSA) y
Pseudomonas aeruginosa.
3. Profilaxis en Cirugía Urológica
En algunos casos, se utiliza como profilaxis antes de procedimientos urológicos para prevenir infecciones postoperatorias.
4. Tratamiento de Infecciones Multirresistentes
Debido a la creciente resistencia bacteriana, la fosfomicina ha ganado relevancia como alternativa en infecciones por bacterias productoras de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) o carbapenemasas.
---
Ventajas y Consideraciones en su Uso
Ventajas:
-
Baja resistencia bacteriana: Su mecanismo de acción único reduce la probabilidad de resistencia cruzada con otros antibióticos. -
Buen perfil de seguridad: Tiene pocos efectos adversos, siendo los más comunes molestias gastrointestinales leves. -
Dosis única en algunas indicaciones: En cistitis no complicadas, una sola dosis de fosfomicina trometamol puede ser suficiente.
Consideraciones:
-
No es adecuada para todas las infecciones: Su uso debe basarse en el perfil del patógeno y la localización de la infección. -
Monitorización en pacientes con insuficiencia renal: Dado que se elimina por vía renal, puede requerir ajuste de dosis en estos casos. -
Interacciones medicamentosas: Puede reducir la eficacia de algunos medicamentos, como la metoclopramida.
---
Conclusión
La fosfomicina es un antibiótico versátil y eficaz, con un papel importante en el manejo de infecciones bacterianas, especialmente en el contexto de la resistencia antimicrobiana. Su mecanismo de acción único, su amplio espectro y su perfil de seguridad la convierten en una opción valiosa para infecciones urinarias, cutáneas y otras causadas por patógenos multirresistentes.
Sin embargo, su uso debe ser racional y basado en evidencia microbiológica para preservar su eficacia a largo plazo. Los profesionales de la salud deben considerar sus ventajas y limitaciones al integrarla en los esquemas terapéuticos, contribuyendo así a un manejo más efectivo de las infecciones bacterianas.
En un mundo donde la resistencia a los antibióticos es un desafío creciente, la fosfomicina sigue siendo un aliado clave en la lucha contra las infecciones.